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Decidimos realizar la subida en esas fechas porque ya ha entrado el calor y la ventana para ir se cierra,es absurdo hacerla con tiempo caluroso dado que es bastante exigente cuatro horas de subida constante,a pesar de ser el mes de abril nos aguantamos más de treinta grados.Es una experiencia única que todo senderista experimentado debe hacer aunque sea una vez,un reto.Se ha dado mucha importancia a las formaciones circulares de la meseta sobre la montaña atribuyéndola a los aborígenes canarios, otros dicen que fueron los militares hace décadas durante unas maniobras,en realidad no creo que pueda saberse a ciencia cierta y no tiene mayor importancia más que para aumentar el interés de llegar allí.Para mí lo realmente importante fué la naturaleza del lugar, sus extrañas formaciones pétreas, sus colores y la panorámica desde la cúspide que es realmente espectacular.Lamentablemente el horario manda y subir y bajar antes de la noche te impide inspeccionar bien el lugar.Hay dos fuentes de agua permanentes que por las prisas no pudimos encontrar,así como inspeccionar el complejo de cuevas de la vecina montaña de Las Vacas que me pareció lo mas interesante de la excursión, encontramos la mina de obsidiana y trajimos algunas pequeñas piezas pero además hay decenas de cuevas en toda la cima y proximidades,me gustaría volver el año próximo un fín de semana y hacer vivac en la zona para verlo todo a fondo.
La bajada se las trae también,la cañada por donde iniciamos el descenso siguiendo algún mojón aislado,es pendiente y muy pedregosa lo que impide mantener la consistencia y el trazo del sendero, los derrumbes de piedras y la vegetación lo convierten en inexistente en la primera parte,se baja mas bien por intuición,luego en un punto se sale de la cañada hacia la izquierda y el sendero ya es visible y se sigue bien aunque con alguna sentada de nalgas de vez en cuando por tierra floja o resbaladiza,al llegar cerca de las fincas en la carretera de Tasartico se pierde otra vez y hay que tirar por donde creas conveniente,al final salimos a una pistilla de tierra de una finca a cien metros de donde habíamos dejado un coche para la vuelta.
